Sombra moribunda de corazón
de lata oxi dada
sedienta de odio
impaciente de venganza
parece y desaparece
a las carcajadas tiránicas
de este eufórico viento matutino.
Nada detiene la lúgubre textura
de su aspecto tétrico y pavoroso,
sus ojos deslizan el pincel
de la obscura y embustera
armonía cuidadana.
Arrancando asi,
pedazos de sonrisas
destrozadas por los segundos
del remolino torturesco
de aquel espectro extraño.
Entre la plenitud de un laxo
y vacío cielo gris
que dispara la mentira
de la alarma,
escondiendo los brazos
de aquella lejana cómoda calidez.
Y en vez,
abrumando
el estrecho peso de sus sombras,
mientras cuelgan esos corazones
en punto y coma.
Y el espectro que merodea
tan campantemente vá,
creando agujeros
y a la vez despabilando las vidas
indebidas de la vida.
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