La niña de las malas hazañas viene a jugar otra vez. Y el espejo añejo le pregunta: ¿Por qué tan triste niña?
Y la niña se dirige a él, lo mira fijamente y le dice: Tú
no sabes jugar conmigo. Estoy cansada de hacerte jugar siempre… Sólo me miras y
yo te ayudo a preguntarme por los juegos, porque en esta habitación todos los
juguetes se han desmoronado.
Luego de una pausa, los juguetes se arrastraban hasta lograr armarse de cuerpo entero. La niña respira dibujando levemente una sonrisa en su rostro mientras el espejo la miraba y miraba todo con detenimiento. Entonces la niña volvió a decir: ¡Hoy quiero jugar!
Pero el espejo ya había escondido todos los juguetes en el otro lado del tiempo.
