Te he visto mirar
Y no lo niegues.
No lo nigues.
La ilusa medusa viaja,
y sólo echa un vistazo
a la desentonada burla.
Los zapatos no tienen nada que ver.
Los sapos si entienden,
y tienen dientes gigantes
que absortan el desconcierto.
Tú vuelves a venir
con tus sobrios y
aún inocentes faroles.
De nuevo sales
de esa vida ajena,
de esa vida lejana.
No haces retorno,
huyes del porvenir
con alarmas que terminen
por verte caído en la memoria del suelo.
Encarcelas la esperanza intocable
de una luz tibia,
envuelta en velos negros.
No sales de ti.
Pero te vas.
Pero sé que volverás.
Saldrás de tu huida lejana,
de esa tu vida ajena.
Y volverás.
Y sin volver
sin volver.
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