20/6/10

Las entrañas en la paroximia del puente






Proyecta vida,
 proyecta esperanza.

Una A descalza que ya no es esclava                              
 os mira de cualquier ángulo terco y mortal.

El destino no quiere que no me caiga.
 Es terrible tener que pedir prestado centavos a desconocidos.
Es terrible poder creer que existan tres pelotas en el aire, 
que vuelen y no solamente eso,
sino que te sostengan el esqueleto, el hambre y la vida.

Siempre hemos corrido riesgo,
y así esta bien,
por ahora,
yo…
que muero las horas cumbres
de algún recuerdo arrugado
me he ido.

De las Anas,
las pixelitas,
las sarcófagos,
las naufrágo,
y las demáses.
Y lo peor

de mi yo.

¿Tú crees en las señales?
Olvide olvidar el olvido que había olvidado
de aquella vieja pregunta.

Con impredecibilidades y silencios desmedidos,
hubiera podido acertarte el roll- on de ilusiones
de sueños enlazados a mi jardín.

Créeme lo imposible, y no dejarás de sonreír.
Pero no te consumas de chispa
porque la sombra de los fantasmas de los túneles
y agujeros acude al carnaval repentino de los pétalos.

Mira por allá.
Soy el puente amarillo en medio del jardín casi invisible,
casi..
 
Indiagnosticable y agnostico
vé a los visitantes espontáneos cruzar por inercia,
cruzar los ojos
y por los ojos que viendo no ven,
y que mirando no miran que ven.


Bajan rápido pero despacio,
ya casi sin importar
la torrente velada de los murciélagos
en sus techos de piedra.

No voltearán,
 No.
No desvelaran las pestañas
porque piensan saber que las velas solas se consumen.
Que las velas no sólo mueren rápido,
 sino que tanta es su tragedia en vida,
que se la pasan llorando hasta la muerte.
No. Y no es posible que sea.

Entonces, cerrarán el telón
y el cielo escarchado de su puente
seguirá siendo la reencarnación de sus almas
derramada en la última gota del frasco más bello del mundo.


Porque se puede volar con una sola ala…




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